Sin Crecimiento Personal la Vida es un Atasco
Por Jaume Mesquida
15 · 11 · 21
La vida se parece a un atasco

Hay ocasiones en que la vida se parece a un atasco de tráfico. Tienes prisa para llegar a algún sitio y no puedes moverte, quieres solucionar algo y no hay forma, necesitas respuestas y encuentras más preguntas.

Cuando estás parado en la carretera, en una fila interminable y te identificas con el coche la situación puede llegar a ser desesperante.

El desconocimiento, el miedo, la duda o la incertidumbre pueden hacernos sentir atrapados en el día a día, como en un atasco.

Si solo somos capaces de pensar en lo que no tenemos, en lo que no podemos resolver, en lo que nos gustaría que fuera de otra forma, sentimos que no avanzamos, que estamos atrapados.

Sin embargo, si estando en el coche pasas a identificarte con tu cuerpo, las posibilidades aumentan. Eres capaz de hablar, escuchar, estirarte, respirar…

Y si eres capaz de ir a tu interior y observas tus sensaciones, emociones o pensamientos, puede que incluso, te tengan que acabar avisando los otros conductores de que es hora de avanzar. En este caso, en ningún momento habrás sido prisionero.

¿Has podido experimentar algo parecido?

El poder de convertir situaciones sin salida en oportunidades nos permite vivir mejor.

Cuando vamos más allá de lo evidente, podemos encontrar espacios y oportunidades donde antes no había nada. Lo que imaginamos y deseamos puede hacernos sentir atrapados si nuestra atención se queda enganchada allí.

Sea lo que sea lo que nos hace sentir atrapados, lo que más sufrimiento nos genera es la conciencia de estarlo.

Imagina que te duele algo y nadie sabe darte un diagnóstico claro; puede que te haya sucedido a ti o a alguien cercano. Pasan los días y te vas sintiendo peor, al final te dicen lo que tienes y sientes un alivio a pesar de que el dolor sigue siendo el mismo.

No tener un diagnóstico genera incertidumbre, uno no sabe qué le espera, qué tiene que hacer, si tiene cura o no, etc.

La incertidumbre puede llegar a ser peor que el propio dolor.

La clave para no sufrir tanto ante situaciones adversas es la aceptación. Aceptar que no sabemos, como en el caso del diagnóstico. O que por el momento no es posible alcanzar lo deseado, como en el atasco. Una vez aceptada la situación, podemos dirigir la atención hacia otros lugares.

Pero a menudo nos identificamos con tal intensidad a lo que imaginamos que debe ser nuestra vida, que no nos permitimos contemplar otras opciones.

La forma de pensar sobre lo que nos pasa es más importante que lo que nos sucede.

¿Es posible cambiar el modo de pensar sobre los hechos de la vida?

La respuesta es un SÍ rotundo.

Estos cambios pueden producirse de forma espontánea, a través de las propias experiencias vitales, y también podemos propiciar el cambio nosotros mismos. El detalle está en que muchas veces debemos hacerlo por caminos que no son los de la mente.

Cuando la mente entra en un bucle y no podemos parar de dar vueltas a lo que nos hace sufrir o a lo que deseamos lo mejor es hacer un reseteo. Por ejemplo haciendo ejercicio físico, gritando, haciendo algo creativo, exhalando fuerte, meditando, etc. Aprovechando las conexiones de la mente con el cuerpo podemos crear espacio para unos pensamientos más orgánicos.

Otro factor muy importante para poder pensar diferente es tener una visión amplia y profunda de la vida. Si en el atasco soy incapaz de concebirme como nada más que el coche, se bloquean todas las otras posibilidades que me permiten estar mejor.

Aquí es donde entra en juego el crecimiento personal, porque nos permite experimentar conscientemente la profundidad de nuestra vida. Con ello descubrimos modos de encarar lo que nos pasa con mucha más libertad.

Para el desarrollo personal solamente hacen falta las ganas de aprender sobre la vida y uno mismo.

Un camino para toda la vida.

Es un proceso que dura toda la vida y que requiere voluntad, paciencia y apertura al cambio. Abarca todos los aspectos de nuestra vida, ya que no podemos cambiar una parte sin afectar a las demás. Nuestra forma de pensar se relaciona con el pasado que hemos vivido y en cómo experimentamos el presente. Nuestro cuerpo, las relaciones personales, los sentimientos, los deseos o la relación con el dinero, todo está entrelazado. 

El autoconocimiento es una parte fundamental del crecimiento personal porque nos permite aprender sobre nosotros mismos, tomar conciencia de las diferentes realidades en las que vivimos, e identificar a qué nos estamos aferrando, que no nos deja ver todas las posibilidades.

Aprender es una de las mayores satisfacciones que tenemos las personas. Nos fortalece, nos da confianza, nos permite ayudar a los demás. Puede que no podamos cambiar muchas de las cosas que nos suceden, pero está en nuestra mano convertirlas en fuente de aprendizaje.

Aprender de nosotros mismos nos acerca hacia la libertad, porque cambia nuestra percepción de la vida y nuestra forma de pensar. Podemos encontrar a personas que a pesar de vivir en una cárcel se sienten más libres que otras que están fuera.

Esto se debe a que vivir con libertad es más un estado interior que un conjunto de situaciones externas. Todo camino hacia la libertad pasa por el conocimiento de uno mismo.

En el día a día esto se traduce en la capacidad de disfrutar más de la vida vayan como vayan las cosas, en un aumento de la capacidad para resolver los problemas, y en una mayor comprensión de todo lo que nos sucede.

El crecimiento interior es una necesidad urgente.

Durante siglos, el camino del desarrollo personal fue para aquellos que se sentían llamados a emprenderlo. Hoy es una necesidad colectiva. Nadie nos obliga a ello, sin embargo, el precio que pagamos por no hacerlo es inmenso.

Habrás notado el ambiente de incertidumbre, crispación y resignación cada vez más presente en la sociedad. Si a esto le añadimos las crisis económicas, políticas, ambientales, energéticas, geopolíticas… Es fácil darse cuenta de que se nos está escapando algo.

A pesar de estar en un momento histórico en cuanto a desarrollo material y de acceso a la educación y a la información, nos cuesta muchísimo vivir con satisfacción y cuidar de las personas y del entorno en el que vivimos.

Tenemos todos los elementos y recursos necesarios, pero nos cuesta trabajar en equipo, confiar, ser fieles a nuestros valores, reconocer nuestros errores, perdonar…

Sea cual sea la realidad en la que vives, cada día enfrentas situaciones en las que necesitas conocer mejor quién eres. De lo contrario, estarás condenado a ser arrastrado por la corriente, llegando a ser capaz de hacer cosas con las que tu conciencia no puede estar de acuerdo.

Ya sea en el modo en que tratas o dejas que te traten los demás, las decisiones que tomas, lo que compras, la actitud con la que trabajas, etc., sin poner atención a qué haces y para qué lo haces, corres el riesgo de fallarte a ti mismo.

El vacío existencial y la pérdida de humanidad nos esperan a la vuelta de la esquina si no prestamos atención a lo que somos realmente.

Con todas las cosas que están pasando necesitamos más que nunca cuidar estos aspectos más sutiles y profundos de la vida. El crecimiento personal nos permite hacerlo y nos aporta recursos para vivir una vida con más sentido y satisfacción.

Hay muchas formas diferentes de vivir un mismo atasco, igual que hay muchas formas de vivir la vida. 

¿Cuál eliges tú? ¿Cómo te enfrentas a los atascos de tu vida? ¿Qué resultados obtienes con la estrategia que usas?

 

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